Terada Akito se encontró en una situación inesperada al ser donante de esperma. La propuesta surgió de la nada y, al principio, pensó que se trataba de un negocio turbio. Pero después de pensarlo bien, decidió aceptar, pero con una condición: sólo donaría a través de relaciones sexuales en lugar del método tradicional, la masturbación. Esperaba que su demanda fuera rechazada, pero para su sorpresa, aceptaron con gusto. Lo que Terada no sabía era que su esperma tenía una cualidad única que lo diferenciaba de otros hombres. Una vez que firmó el contrato, se le asignó su primera tarea: recolectar su esperma en un recipiente. Sintiéndose traicionado, se dirigió a su empleado, Sudo, pidiéndole ayuda para excitarse. No esperaba que ella estuviera de acuerdo, pero ella le ofreció de buena gana su ayuda. Y así, se embarcó en su primer trabajo como donante de semen, donde conoció a una ama de casa parecida a una tsundere.